
El acebo es una planta, asociada a la navidad, la utilizaban ya los druidas celtas, y anteriormente los romanos. Los romanos, en el solsticio de invierno celebraban las “Saturnalias”, eras fiestas en honor al dios Saturno, que hacían los agricultores y utilizaban el acebo para decorar las casas.
Los druidas utilizaban esta planta para decorar sus cabañas, debido a sus hojas perennes durante el invierno, para permitir que habitarán los espíritus silvestres. Utilizaban los poderes curativos de las hojas de acebo, para paliar las fiebres intermitentes y el reumatismo.
También utilizaban la madera del árbol, para hacer varas, que se usaban en los juicios pues se decía que delante del espíritu del acebo no se podía mentir. La madera del acebo es muy pesada, se hunde en el agua, lo cual fue interpretado por los druidas como símbolo de fortaleza y resistencia, los bastones hechos con la madera del acebo podían matar de un solo golpe a sus adversarios.
El acebo mantiene a pesar del frio, sus hojas verdes y brillantes. Por eso antiguamente se creía que era símbolo de fuerza, supervivencia y fertilidad; lo usaban para otorgar larga vida a quien lo llevaba, o a los moradores de las casas donde se plantaba. Sus frutos tan rojos como la sangre también parecen representar la fuerza de la vida. Y sus hojas, con poderosas espinas indican protección, por este motivo el acebo empezó a plantarse alrededor de los hogares como margen fronterizo para defender el hogar tanto de ladrones e intrusos como de malas energías, envidias y seres malignos.
En la antigua Galia se usaban las coronas de acebo colgadas de las puertas de los hogares para proteger a la familia de los malos espíritus. Se colgaba en el solsticio de invierno y se dejaba secar hasta el año siguiente para atraer la buena fortuna y la prosperidad.
En muchas tradiciones neopaganas que se basan en las tradiciones celtas, encontramos la leyenda imperecedera de la batalla entre el Rey Roble (Oak King) y el Rey Acebo (Holly King). Estos dos poderosos soberanos luchan por la supremacía conforme la Rueda del Año gira en cada estación. En el Solsticio de Invierno, o Yule, el Rey Acebo conquista al Rey Roble y gobernará hasta el verano, o Litha. Una vez que llega el Solsticio de Verano el Rey Roble emprende la batalla nuevamente contra el viejo Rey Acebo y lo derrota.
En algunas tradiciones Wicca, el Rey Roble y el Rey Acebo son aspectos duales del Dios Astado. Cada uno de estos gemelos rige en una mitad del año y lucha por el favor de la Diosa, para posteriormente retirarse a lamer sus heridas durante los siguientes seis meses, hasta que llega la hora de reinar una vez más.
Familiarmente el Rey Acebo, viene a ser representado por Santa Claus, viste de rojo y conduce un carruaje, guiado por 8 ciervos. Al Rey Roble se le representa como a un dios de la fertilidad, y aparece ocasionalmente como el hombre verde (Green Man) o algún otro señor del bosque
Hay una leyenda sobre el Roble y el Acebo que nos habla, que cuando el sol calienta en verano, el rey Roble es feliz regalando su sombra y protección a sus súbditos que buscan reunirse bajo sus hojas para buscar la protección del sol y el calor. Llegado el otoño, el Roble empieza a preocuparse, pues sus hojas se marchitan y se caen y no es capaz de proteger a sus gentes del frío. Al llegar el invierno, el Roble se desespera, pues sus gentes mueren de frío y él no es capaz de calentarlos. Entonces llegó el Rey Acebo, cargado de hojas verdes y le dijo al Roble: «Descansa ahora en invierno, yo cubriré y protegeré a tus súbditos del frío y cuando tus ramas vuelvan a florecer tus súbditos te estarán esperando». El Acebo es y ha sido siempre símbolo de esperanza y vida en los rigores del invierno, de las pocas plantas que mantiene sus hojas verdes y dan frutos en la época más estéril del año.
Cuando el cristianismo se impuso en Europa, lo que hizo fue simplemente seguir con las mismas tradiciones paganas y les cambiaron el simbolismo, a partir de entonces no se celebra el solsticio de invierno, sino la navidad, y el acebo paso a representar a Cristo, sus frutos rojos simbolizarían la sangre que Cristo vertió por su pueblo y las espinas del acebo, la corona de espinas que Cristo llevó en su crucifixión.
Laura Berbis
Coach@PNL
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